La buena escuela no asfixia la creatividad
A partir de entrar en contacto con la opinión
de Ken Robinson y su paradigma educativo, recaímos
por primera vez como futuros docentes en todos los problemas que rigen nuestro
sistema educativo.
Posiblemente, esta actitud pasiva y acrítica respecto a la
educación provenga de la misma, la cual, ha seguido manteniendo un modelo
educativo del siglo XIX. Podemos comprender, que en ese momento la educación,
muy ligada al contexto social y económico de la Revolución Industrial, optará
por una producción en cadena también en
las aulas.
Sin embargo, actualmente, el sistema educativo no debería
seguir los pasos de un modelo social y económico hundidos en una profunda
crisis. La mayoría de las escuelas e institutos no educan, adoctrinan.
Tampoco enseñan a sus alumnos/as a pensar ni a criticar, tan solo a memorizar, en la gran parte de los casos sin comprender lo que se está memorizando y tampoco a aplicar los contenidos en la vida real, es decir, no se desarrolla
un aprendizaje significativo. Elimina cualquier forma de pensamiento divergente.
Este modelo educativo no contribuye al desarrollo de la creatividad,
a la que solemos relacionar con el desarrollo de las capacidades artísticas,
sino también aplicada a lo científico o social.
La creatividad es una de las capacidades del ser humano más importantes y útiles ya que nos permite crear, inventar, solucionar conflictos, buscar alternativas, etc. que no sólo se nos van a presentar durante el período que abarca la escolarización sino a lo largo de toda nuestra vida.
Con esto quiero decir que no sólo se ejercita la creatividad mediante las
actividades artísticas, también lo estamos haciendo al dotar a nuestros alumnos/as
de responsabilidades (como por ejemplo, cediéndoles las herramientas necesarias
para que den ellos una clase de algo que les interese, permitiéndoles que se
expliquen entre ellos los contenidos que se les da mejor, etc.) o simplemente aplicando distintas técnicas de enseñanza.
En mi opinión para resolver este gran problema que no solo afecta al ámbito educativo pero parte de él, debemos ser mucho más flexibles en la metodología y en la evaluación, (no podemos pedirles a nuestros alumnos que memoricen temarios enteros si no han sido capaces de entenderlos, estaría mucho mejor que pudieran explicar con sus propias palabras que han comprendido de tal apartado, o que conclusiones sacan del otro).
En conclusión, debemos buscar un punto medio en la aplicación de los dos hemisferios cerebrales, dando así las mismas oportunidades a los alumnos más creativos y a los más analíticos por igual.
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