La
socialización es un proceso de construcción en él que el individuo adopta las características
y elementos de su entorno sociocultural asumiendo las condiciones sociales que
se dan en dicho contexto e integrándolas a su personalidad para incorporarse a
la sociedad de manera plena y favoreciendo su desarrollo integral como persona.
Este proceso es fundamental para que el hombre aprenda una serie
de conductas deseadas, pues a diferencia de otros animales, estas conductas no
se determinan mediante el instinto o la genética sino que se adquieren mediante
la observación de la cultura de la sociedad en la que va a vivir.
Además durante este proceso se desarrolla una conciencia que
permite diferenciar entre lo que es aceptable de lo inaceptable dentro del
comportamiento individual de cada ser humano(es decir, lo que es positivo y
negativo).
La socialización se puede clasificar en tres etapas: primaria,
secundaria y terciaria; las cuales, se generan a
partir de los agentes sociales: la familia, la escuela, el entorno y los medios
de comunicación.
La socialización primaria es
aquella por la que el individuo atraviesa en la niñez para convertirse en
miembro de la sociedad (se aprende el lenguaje, se toma constancia de la
identidad de clase y de género, etc.)
Esta
etapa se da en los primeros años de vida y se remite al núcleo
Durante esta etapa, el infante adquiere las primeras capacidades intelectuales y sociales, que
juega el papel más crucial en la constitución de su identidad.
Durante
la socialización
secundaria se induce al individuo, ya socializado, a nuevos
sectores de un mundo objetivo de su sociedad; un mundo institucionalizado (que
se basa en instituciones para organizar y ordenar la sociedad, como por ejemplo
la familia). El individuo trasciende el mundo familiar y la carga afectiva es
reemplazada por nuevas técnicas de aprendizaje que facilitan este, como las
pedagógicas.
Las
relaciones se establecen por jerarquía: la división social del trabajo y la
distribución social del conocimiento son funcionales a esto.
Por
último, la socialización terciaria es
la que está relacionada con la transculturización y la integración en
sociedades o sistemas de referencia distintos a los aprendidos con
anterioridad, sobre todo durante la socialización primaria.
En
esta etapa, los agentes que intervienen en el proceso de socialización son las
ideologías, la religión y los medios de comunicación (que no son del todo
parciales, pues reflejan una ideología concreta).
La socialización durante la
etapa infantil
En el período de
socialización infantil los métodos de crianza están orientados a desarrollar el
modelo de edad adulta que caracteriza una cultura. Es decir, que se intenta
preparar al niño para la que será su vida en el futuro, dándole las
herramientas necesarias para su incorporación en la sociedad y que sea un
miembro útil de la misma.
En la escuela,
los pilares fundamentales de apoyo del niño están constituidos por la
afectividad y la emocionalidad, por tanto, durante este período tan importante
de la vida, debemos procurar evitarles la tensión emotiva y la inseguridad que
puede provocar salir del núcleo familiar para conocer y explorar el mundo.
Por lo tanto,
debemos garantizarles una base en la que se sientan cómodos y seguros y puedan
conocer el entorno, permitiéndoles interaccionar entre ellos y mostrar su
personalidad, en la que podemos observar una tendencia por buscar la compañía,
la seguridad, la amistad y el amor de otros.
Es decir, debemos
velar por el desarrollo de un clima escolar en el que nuestros alumnos se
sientan motivados e integrados para poder implicarse en el entorno y
comprometerse activamente con su proceso de enseñanza-aprendizaje.
Además, es muy
frecuente que los niños/as desarrollen lazos o relaciones privilegiadas con las
personas con las que se sienten más vinculados, mostrando sus preferencias, que
suelen darse con personas que aportan seguridad y confianza al niño en su labor
de explorar y conocer el mundo.
En este sentido, los vínculos afectivos son una necesidad que
forma parte del proceso evolutivo de un niño; si esta no está satisfecha, el
niño, el adolescente o el adulto sufrirá una carencia emocional.
Según la teoría
evolucionista estos lazos de afecto e interacción, que se dan siempre con
adultos, pueden ser una explicación en la adaptación y supervivencia de los
niños/as, ya que de esta forma estarán maximizando sus opciones de aprendizaje
y sus posibilidades de supervivencia.
Tras pasar la fase del proceso socializador en que, los lazos
con la figura de apego se suavizan, podremos tomar interacciones con iguales, a
través del juego y los diferentes roles como medios de expresión socio
emocional.
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